"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Sopa de maimones - Recetas de la guerra y la posguerra


Este mes April y Aisha, las chicas del Cooking The Chef nos llevan a una época en que la mayoría de los españoles tenían que hacer malabares para alimentar a la familia: La guerra “incivil” y la posguerra. Aunque el cocinero propuesto es Ignacio Domenech Puigcercós ya que escribió el libro "Cocina de Recursos", dando ideas de cocina con pocos recursos, la esencia es buscar en la memoria colectiva lo que se cocinaba en las casas.

Yo ya no puedo preguntar a mis abuelos, pero si he preguntado y mucho a mis padres cuando yo era pequeña, porque siempre me ha gustado saber como había sido su vida en la infancia. Cuando empezó la guerra mis padres tenían tan solo 3 añitos y tenían recuerdos muy vagos, pero había una gran diferencia entre uno y otra.

Mi madre es de un pequeño pueblo manchego de la provincia de Cuenca y sus abuelos maternos eran agricultores, por lo que los alimentos básicos no les faltaron en ningún momento. No comían con lujo pero no pasaron hambre, ni siquiera cuando al acabar la guerra a mi abuelo le llevaron a un campo de concentración durante 4 años y mi abuela se vio sola con cinco hijas pequeñas, la mayor con 7 años. 

Mi padre era madrileño y aquí si que la mayoría pasó hambre, mucha hambre. Tanto es así que a mi padre le obsesionó el que hubiese siempre abundante comida en casa hasta el final de sus días. Mi padre me contaba que ya finalizada la guerra, mi abuela tenía la famosa cartilla de racionamiento y el pan que conseguía lo dividía entre sus seis hijos y mi abuelo, a primera hora de la mañana. Cada uno era responsable de su ración de pan y tenía que esconderlo para que un hermano no se lo quitase a otro.

La famosa frase “contigo pan y cebolla” fue la que se tuvieron que aplicar en muchas familias muchos días. Algunas legumbres, algún nabo o patatas, huevos de vez en cuando o sardinas arenques. La carne les llegaba en pocas ocasiones. La gente se comía hasta las mondas de las naranjas y las cáscaras de los cacahuetes para llenar el estómago.Y en Madrid, los únicos gatos que quedaron fueron los propios madrileños.

Tiempos difíciles. En nuestra “cajita” tenemos una receta de papartas  un dulce manchego que se hacía con los restos de masa de pan y que eso si que fue uno de los pocos dulces que mi madre tomó en su infancia. Otra de las comidas a las que recurría la gente para quitarse el frío eran las sopas de ajo. Nosotras también tenemos publicadas la sopa de ajo negro, la sopa de ajo con alioli y la sopa castellana de Cándido, todas ellas con una base común. Esta vez hemos buscado por otras regiones y hemos preparado la sopa de maimones, una sopa que se come en toda Andalucía, pero sobre todo en Málaga y Granada. Esta sopa puede llevar jamón (no siempre había) y huevo. También se puede hacer con caldo de pollo, aunque en la época del hambre se hacía con agua y si podías alquilabas un hueso de jamón para darle algo de sustancia. Si, he dicho alquilabas porque los huesos de jamón se alquilaban a los sustancieros que iban de casa en casa dejando que lo hirvieran más o menos minutos, dependiendo de lo que se quisiera o pudiera pagar. ¡Eran otros tiempos!

Receta de Sopa de maimones

Ingredientes:

  • 200 gr. de pan cateto (en mi caso pan sin gluten)
  • 1 cebolla
  • 6 dientes de ajo
  • Aceite de oliva virgen
  • 1 litro de agua o de caldo
  • 2 huevos
  • 100 gr. de tacos de jamón (opcional)
  • ½ cucharada de pimentón dulce
  • 1 cucharadita de matalauva (anises)
  • Sal (si no se pone jamón)

Elaboración:

Aunque la sopa de maimones es muy parecida a la sopa de ajo, tiene algunos variantes que la diferencian, sobre todo el sabor.


1.- Cortamos el pan en cuadrados pequeños. El pan tiene que estar asentado por lo que es mejor con pan que no sea del día. Ponemos una sartén con aceite de oliva y freímos el pan. Lo sacamos y lo ponemos sobre papel de cocina para quitar el exceso de grasa. Reservamos.

2.- Si vamos a poner jamón, lo rehogamos en el mismo aceite durante un minuto, lo sacamos y reservamos igualmente.

3.- Cortamos los ajos en láminas finas y la cebolla en juliana. En el mismo aceite doramos primero los ajos y en cuanto cojan color añadimos la cebolla y dejamos hacer en la sartén removiendo de vez en cuando hasta que la cebolla esté pochada.

4.- Añadimos el pimentón y la matalauva, removemos e incorporamos el agua o el caldo. Vamos removiendo con unas varillas para que los ajos emulsionen ligeramente. Dejamos hervir durante 10 minutos.


5.- Batimos los huevos y los incorporamos a la sopa ayudados de un colador para que caiga en hilos finos que irán cuajando. 


6.- Cuando el huevo esté cuajado apagamos el fuego y servimos poniendo en cada plato un poco de jamón y el pan frito por encima.

 

Aunque la sopa está riquísima, espero de corazón que no tengamos que vivir nada igual.




En el siguiente enlace podéis ver el resto de propuestas.

Bon appétit

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