"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Papartas de un lugar de la Mancha


De siempre me ha gustado preguntar, saber historias de nuestro pasado, conocer que pasó en otros tiempos e intentar rellenar los huecos que faltan como si de un puzzle se tratara. Siento envida sana de esas familias que tienen tienen de documentos que les cuentan quienes son y de donde vienen.  A falta de documentos yo siempre he bombardeado a mis abuelos, a mis tios y a cualquier familiar lejano que se haya cruzado en mi camino. 

Preguntando a una de mis tias por los jueguetes que tenían en su infancia y las cosas que les gustaban, salió a la luz la palabra "papartas". Mi madre y mis tias son de un pequeño pueblo manchego Olmedilla del Campo, aunque por circunstancias de la "guerra incivil" tuvieron que dejarlo siendo muy niñas para trasladarse a Miraflores de la Sierra en Madrid y luego a Madrid capital. A su pueblo volvieron sólo en ocasiones esporádicas y la última hacía más de 40 años. Pero con el traslado se van también las costumbres, y mi abuela siempre tuvo en sus fogones y en su corazón a la cocina manchega. En la cajita tenemos la receta de sus mantecados manchegos, y las papartas que me mencionó mi tia forman parte de esa cocina manchega.


Las papartas son unas tortas que se preparan con masa de pan. Cuando amasaban pan, siempre apartaban una cantidad de masa para hacerlas, aunque había veces que  lograban convencer a mi abuela para que las hiciese directamente. En algunos sitios las llaman también tortas de dedos.

Ingredientes:

  • Masa sobrante de cualquier tipo de pan o harina, agua templada, sal y levadura.
  • Aceite de oliva virgen
  • Azúcar

Elaboración:

Si las hacemos directamente, hay que preparar una masa con harina, agua sal y levadura. Las cantidades podemos ponerlas según el porcentaje del panadero: 100% harina, 60% agua, 1% levadura, 2% sal y 1% aceite. Yo he usado la masa procedente de unos panecillos. Amasamos bien y dejamos reposar hasta que la masa doble su volumen. Luego cortamos en porciones no muy grandes. Hacemos una bola con cada una de las porciones y luego la aplastamos y hundimos el dedo índice por toda la superficie (de ahí el otro nombre de tortas de dedos).


En una sartén con abundante aceite vamos friendo las tortas por ambos lados hasta que tengan un color dorado. Luego las sacamos y las ponemos sobre un papel absorvente para eliminar la grasa sobrante. Por último espovoreamos azúcar por encima.


En frío o en caliente, listas para una merienda o desayuno.



Estas van por vosotras seis.

Y por el pueblo que os vio nacer y con el que os habéis reencontrado hace poco. (Estrella nos acompaña ya en nuestros corazones)



Bon appétit

Nota: En el viaje compramos magníficos productos de la tierra y prepramos esta rica "Ensalada de garbanzos y judías verdes con vinagreta de tomates secos"
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