"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Cazuela de sardinas con pisto


La cocina es viva y te permite jugar con ingredientes a tu antojo. Creo que es por eso por lo que me gusta tanto, pero como todo en esta vida, hay éxitos y fracasos, hay modas y hay también mucho rollo.

El otro día me llegó por Whatsapp esta imagen, y enseguida me identifiqué con ella.


Todos los años salen cantantes y grupos musicales nuevos, las cadenas de radio nos bombardean con temas musicales que escuchamos con agrado, pero cuando pasa el tiempo y hacemos un recopilatorio de canciones, muchos de esos temas no están ni en el recuerdo. Todavía recuerdo las discusiones con mis compañeras de clase, por si este cantante era mejor que aquel o más guapo, y ni siquiera recuerdo sus nombres, y mucho menos sus canciones.

Con la comida pasa igual. A mí me gusta probar y disfruto comiendo platos de otras culturas, recetas novedosas y técnicas nuevas de preparación de alimentos, pero me derrito y disfruto cuando me tomo uno de esos platos "de toda la vida" o una de esas recetas etiquetadas como "viejunas".

Estoy segura que lo que me pasa a mí le pasa a muchas más gente, es por eso que el Reto de Tía Alia tiene tanta aceptación. El reto ahora se ha vuelto viajero. Nosotras ya tuvimos ocasión de alojarlo en nuestra "cajita" durante un mes, pero ahora ya sale fuera de Madrid, y en esta ocasión se ha ido a Zaragoza, donde Paula de "Con las zarpas en la masa" le ha recibido con cariño.

Aunque la propuesta dulce me apetecía muchísimo, hay dos cosas que me han hecho decantarme por la salada. La primera porque estoy a dieta y quiero alejar lo más posible la tentación, y la segunda porque la salada me ha recordado muchísimo a la cazuela de sardinas de mi abuela, aunque ella, como buena manchega, las preparaba con pisto y yo me he tomado esa licencia.


Receta original del libro del cuadernillo de Tía Alía
Las sardinas no las preparo mucho en casa aunque me encanta, pero tengo un problema con las cabezas de los animales, y francamente, si el pescadero no me las da ya decapitadas yo no puedo ni tocarlas. Encargué estas sardinas el día antes para no tener problemas, y cuando llegué a casa y abrí el paquete me encontré con decenas de ojos mirándome. Casi me desmayo. Me tocó bajar de nuevo a la pescadería y asesinar con la mirada al pobre pescadero, ja, ja







Ingredientes:


  • Pisto manchego
  • 1 Kg de sardinas parrochas o sardinetas
  • Perejil
  • 1/2 vaso de cerveza (opcional)





Elaboración:


La receta como veis no puede ser más sencilla. Lo primero hay que limpiar bien las sardinas, lavarlas y secarlas. En la pescadería, como he dicho, me quitaron las cabezas, pero luego hay que lavarlas bien, terminar de quitar las escamas y quitar la raspa central. Una vez limpias las secamos.


El pisto lo podemos tener hecho con antelación. También si nos da pereza podemos usar alguno preparado de una marca de confianza, pero francamente, a mí no me gusta. No se tarda tanto en hacer un buen pisto, y cuando te pones puedes hacer cantidad y congelar. La receta la podéis ver aquí.

Luego ya sólo tenemos que hacer lo que nos dice Tía Alía, ir intercalando capas de pisto y sardinas, espolvorear con perejil. A mi abuela le gustaba poner al guiso 1/2 vaso de vino blanco o cerveza, deja la salsa más clarita, pero evitamos que el tomate frito se agarre al fondo de la cazuela. Pongamos o no la cerveza o el vino,  dejamos cocer a fuego lento.


Teniendo en cuenta que el pisto ya está cocinado y que las sardinas son pequeñas y finas, en diez o quince minutos a fuego lento tenemos el plato listo.


Un plato sencillo, sano y muy rico.


Bon appétit
Imprime esta receta