"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Pan sin amasar

Cuando tus comensales prueban un pan sin amasar, con el que no has sacado músculo, con el que no te han salido agujetas el día después, el cual no se te ha pegado nada de nada en las manos, al que no tienes que manosear y al que has dejado olvidado en un rincón toda la noche tapado con un paño como si de un canario se tratara, y te dicen que es el mejor pan casero que han comido y que les des la receta, te caes de espaldas y te dices...¿amasar? nunca "máis".


Pues esto me pasó cuando me atreví a invitar a unos amigos con paladar "crítico y sabio" a comer y les di a probar este pan sin amasar con miedo, ya que nunca lo había hecho antes y no sabía cual sería el resultado.

La verdad que según lo cortaba su miga blandita y esponjosa y llena de burbujas y su corteza dorada y crujiente ya decían que iba a triunfar.

Es un pan el cual sólo necesita dos cosas bien sencillas y baratas:
Tiempo, concretamente 24h., así que debemos programarnos el día de antes y una olla o molde con tapa apto para horno. (Yo he usado la tipo cocotte pero la de IKEA)

Os aseguro que podréis hacer pan casero incluso solo con una mano :-)

Ingredientes:

- 300 ml. de agua
- 280 gr. de harina de fuerza
- 140 gr. de harina de trigo
- 3 gr. de levadura seca de panadero
- 6 gr. de sal





Preparación:

En un bol amplio mezclamos las harinas junto con la sal y la levadura (la sal la repartimos en el lado izquierdo del bol y la levadura en el derecho, no deben tener contacto directo).
Hacemos un pozo en el medio y vertemos el agua.
Con una cuchara de silicona o de madera mezclamos escasamente 1 minuto hasta integrar por completo todos los ingredientes.
Según nos queda la masa, así mismo, la tapamos con papel de film y con un paño de cocina y la buscamos un lugar cálido para reposar 24 h.


Al día siguiente veremos que ha crecido y que es una masa llena de aire y burbujas.
Enharinamos nuestra mesa de trabajo y vertemos la masa encima con ayuda de un cucharón o una rasqueta de pan.
Espolvoreamos por encima mas harina y aplanamos levemente con un rodillo hasta darle un poco de forma rectangular.


Con una rasqueta de pan o con las manos enharinadas doblamos cada lado hacia el centro a lo largo y después lo mismo a lo ancho.
Damos la vuelta con un movimiento rápido y voleamos los bordes acariciando la masa.


La colocamos sobre un papel de horno enharinado y tapamos con un bol y un paño 45 minutos.


15 minutos antes de que pase ese tiempo ponemos el horno al máximo y metemos nuestra cazuela con la tapa y todo para que coja temperatura.
Destapamos la masa cuando esté lista.


Con cuidado de no quemarnos, enharinamos generosamente el fondo de la cazuela y colocamos la masa dentro, dándola forma y redondeando los bordes con la rasqueta.
Espolvoreamos por encima un poco de harina y tapamos.
Horneamos 30 minutos.


Pasado ese tiempo quitamos la tapa y horneamos 15 minutos mas.
Cuando esté listo sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.


Todo un descubrimiento desde luego.






También en redondo:




Imprime esta receta