"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

La Mar, algo mas que un Albariño


Es habitual que algunos sábados o domingos por la mañana, acabemos las cuatro hermanas yendo a tomar el aperitivo a casa de nuestra madre. Los que viváis en  ciudades pequeñas pensaréis que es fácil improvisar, pero en Madrid todo es distinto. Mis padres se fueron a vivir "a las afueras" cuando yo tenía diez años, buscando zonas ajardinadas y cada una de nosotras, aunque al principio de nuestras respectivas emancipaciones nos fuimos de nuevo a Madrid, acabamos buscando las ansiadas zonas residenciales, pero en puntos muy distantes entre si.

 Pero como he dicho antes las improvisaciones surgen solas, una llama a otra, y esa a a la siguiente y en un periquete hacemos la llamada:

- Mami ¿nos invitas al aperitivo?
- Eso no tenéis que preguntarlo, pero ¿Os quedáis también a comer?
- No, no a comer no, nos acercamos un ratito solo
- ¿Vienen los niños?
- Montse se trae a las dos pequeñas, Carmen viene sólo con Claudia y Nico y la verdad es que a Lourdes no le he preguntado. Yo en principio voy sola, pero lo mismo se apunta Tamara con los peques.


En una hora estamos todas reunidas y mi madre ha preparado tal cantidad de "aperitivos" que acabamos tomando café y dándonos por "comidas".

En la última reunión, mi hermana Carmen nos sorprendió con un vino blanco extraordinario. Se trata de un vino de Bodegas Terras Gauda, "La Mar". Un vino con un soprendente sabor a Albariño, hecho con uva en su mayoría caiño, una variedad de uva gallega recuperada recientemente y con un menor porcentaje de albariño y loudeiro.

 

Ya sabéis que yo  lo único que se es si el vino me gusta o no, pero los expertos dicen de este vino:

 Amarillo dorado verdoso. Nariz media, plátano verde con toques de fruta blanca, herbáceo, cítrico, monte, balsámico, notas florales y ahumadas, mineral. Graso, potente, sabroso, ligeros amargos, toque licoroso, punta de acidez "verde" en final  que lo hace refrescante. Retronasal balsámico, monte y cítricos, persistente. Diferente y sabroso, gana con temperatura y tiempo en copa.






Unos patés, tortilla, croquetas, ensalada, ahumados, jamón, queso.... todo estaba rico y el vino realmente merecía la pena, y estar en compañía de mis hermanos y mi madre mas todavía.


Chin-chin y Bon Appétit
Imprime esta receta