"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Casa Municipal de Praga (Restaurante Pilsen)

Visitar Praga es como entrar en un cuento, o al menos eso es lo que me sucedió a mí, el puente de Karlos, el cuerno del oro, la plaza de la República, el reloj atronómico, la torre de la pólvora.. ¡Uf! mil cosas en las que recrearte. Pero como en todos los viajes organizados, la gastronomía deja mucho que desear y al primer sitio que nos llevó el guía fue a un restaurante cubano. Si, a un grupo de españoles que íbamos deseando aprender de otras culturas, nos meten a comer arroz a la cubana y pollo tropical.



Puedo sobrevivir con sándwich y pizzas si es necesario, pero a mí lo que me gusta es empaparme de la cultura de otro país, y eso no es posible si no degustas sus platos,bebes sus vinos y te metes en su ambiente, y así fue como acorralé a nuestro guía, para que me diese una dirección que pudiese guardar en mis recuerdos, y que hoy meto en la cajita.

En el restaurante Pilsen (Praga)
En la ciudad vieja de Praga, frente a Namesty Republiky, (plaza de la república) tienes a un lado, la Torre de la Pólvora y al otro, la Casa Municipal (Obecni Dum) una obra de arte de estilo art noveau que fue construida entre 1905 y 1912. Este edificio ha sido testigo de la agitada historia checa. Es sala de conciertos de la orquesta filarmónica, centro cultural con sala de exposiciones, restaurantes, cafés.

Vidriera de la fachada vista por dentro
La Casa Municipal de Praga, una obra de arte repleta de detalles, lámparas Art Noveau, azulejos, cerámicas, mosaicos, maderas nobles… También es un lugar en el que se reunían políticos y escritores como Franz Kafka.

Zona de entrada al restaurante
En la fachada hay una representación de la ciudad con forma de mujer con la corona real checa. Y en la planta baja se encuentra un estupendo restaurante francés que como se salía de mi presupuesto no visité. En el que estuve fue en el restaurante Pilsen, situado en el sótano. Este restaurante, con un toque más rural, está decorado con azulejos con alegorías campesinas y dispone de grandes mesas de madera, creando un ambiente muy acogedor.

En el Pilsen se puede degustar verdadera comida checa, la carta es variada, aunque es famoso el pato asado. Para beber, ya sabéis la cerveza Pilsner Urquell checa y por la noche podéis cenar disfrutando de bailes tradicionales checos.

Bon appétit.
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