"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Panecillos variados de La cajita

Nunca había pensado cocinar pan, y eso que me gusta muchísimo y estoy casi segura que debe ser de los primeros alimentos elaborados en la historia de la humanidad.

Básicamente el pan se compone de harina, líquido y levadura para dar volumen y esponjosidad, aunque si no ponemos esta última tendremos pan ácimo, que es como se hacía en la antigüedad. A partir de ahí entra la imaginación y el buen hacer de los obradores.



Las harinas que se utilizan habitualmente son: trigo, avena, centeno, cebada, maíz, y soja. Aunque en algunos sitios usas harina de legumbres y frutos secos. El liquido que más se utiliza es el agua, aunque también es frecuente los panecillos de leche, de vino o de cerveza.
Es frecuente que el pan se sazone con sal y especias, y es en este punto cuando se me ocurrió meter unos panecillos a la cajita.

En los últimos años he comido en restaurantes donde te dan variedades de panecillos para acompañar la comida ¡Me encantan todos! Y me cuesta decidirme. Con pipas, con semillas de amapola, multicereales, … y de pimentón. Este último me lo han puesto muy pocas veces y nunca lo he encontrado en las panaderías en las que he preguntado, así que este era objetivo principal cuando llegué a casa después del trabajo.
Cogí ½ kg de una mezcla de harina de trigo y centeno, 350 ml de agua templada (la cogí del grifo de agua caliente), un poco de sal, levadura de pan y un sobre de gasificante. Lo metí todo en un pequeño robot de cocina que tiene un accesorio amasador. ¿Todo bien? No, a los dos minutos empezó a echar humo y se paró. ¡Ya empezamos, pensé!, dejé que se enfriase un poco el aparatejo y volví a la carga y esta vez la maquina respondió. Me quedó una masa no muy densa que metí en un bol, cubriéndolo a la vez con un paño de cocina y dejé la masa en reposo 30’. Pasado ese tiempo la masa había crecido y la moví de nuevo, esta vez con ayuda de una cuchara, envolviendola con cuidado una y otra vez sobre sí misma, la cubrí de nuevo y la dejé otra vez en reposo 45’ y nuevo crecimiento. ¡Estaba emocionada!. Luego precalenté el horno a 200º y separé la masa en tres partes. La primera iría con pipas de girasol, la segunda con cebolla deshidratada y la tercera con pipas y pimentón (esta era para mí). Engrasé una bandeja de horno e hice 5 montañitas de masa, 2 de pipas, 2 de cebolla y 1 de pimentón y pipas. Para diferenciarlos cuando estuviesen cocidos, puse un poquito de la variedad que llevaban encima de cada uno. Las proporciones que había usado eran para elaborar pan de molde, por lo que la masa no era muy compacta. Horneé durante 20’ y disfruté de mi panecillo especial de pimentón, calentito. Mi marido y yo tomamos los panecillos calientes y estaban deliciosos, crujientes por fuera y esponjosos por dentro. Los que sobraron nos sirvieron de desayuno para el día siguiente.


Tengo que deciros que me gustó comer mi propio pan,  así que pronto repetiré.

Bon Appétit
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