Brazo de gitano de mi madre (relleno de fresón y nata)
Cuando mi madre prepara un brazo de gitano, ninguno nos podemos resistir. Da igual que sean los menos golosos como yo, los que tienen que controlar el azúcar como uno de mis cuñados, las que están a dieta o los que sólo quieren chocolate como mi marido. Hijos, yernos, nietos y desde el pasado sábado, bisnieta, se mueren por el brazo de gitano de la abuela Carmen. Durante mucho tiempo le hemos preguntado por el secreto para que quede ese bizcocho envolvente que se deshace en la boca, pero ella siempre ha dicho lo mismo,”no hay ningún misterio, si es muy sencillito", pero de ahí no salía. Y es que mi madre cocina “a ojo”, siempre que la hemos preguntado por alguna receta, al querer saber las cantidades, su respuesta es la misma “hay que echar lo que admita”, por lo que nunca, ni mis tres hermanas ni yo, hemos conseguido sacar un plato igual que los que cocina mi madre. Al empezar este blog, le había comentado a Nieves que me gustaría incluir este brazo de gitano, pero que sería imposible que mi madre me diese una receta válida, pero Nieves tuvo la solución, “grábala mientras lo hace”, así que dicho y hecho, el sábado cuando vino a casa la acorralé en mi cocina y le pedí su brazo de gitano. Protestó un poco pero enseguida se metió en harina y por fin puedo tener una receta de mi madre.
Ingredientes: 3 huevos, 3 cucharadas soperas rasas de harina, tres cucharadas soperas de azúcar, un chorrito de Cointreau (u otro licor), 500 ml de nata para montar, 250 gr. de fresón.
Hay que separar las yemas de las claras, y batir estas a punto de nieve. A continuación, se mezclan las yemas con unas varillas y se incorpora el harina, se mueve bien todo y se añaden las claras, moviendo también con las varillas.
Mientras tanto preparamos un almíbar con un poco de agua, una y ½ cucharada sopera de azúcar y un chorrito de Cointreau. También hay que montar la nata con otra cucharada sopera de azúcar (o más según gustos) y cortar en láminas el fresón, añadiéndole ½ cucharada sopera de azúcar.
Retiramos del horno y damos la vuelta al bizcocho, dejándolo sobre el mismo papel que hemos utilizado en el horno, cortamos para que queden los bordes rectos y empapamos con el almíbar. Cubrimos con la nata y colocamos las láminas de fresón. A continuación vamos enrollando poco a poco el bizcocho sobre sí mismo, con ayuda del papel manteca.
Truqui: Mi madre echó unas gotitas de limón a las claras para que subieran más rapidamente y no puso azúcar en el bizcocho porque al llevar almíbar quedaría sino demasiado empalagoso.