"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

¿Higaditos encebollados o mollejitas al ajillo?


Cuando yo era pequeña y entrábamos al mercado "típico de barrio", sí ese de los puestos donde poder comparar precios y comprar al gusto la mejor carne o el mejor pescado fresco, nada que ver con las grandes superficies de ahora, y que ya pocos quedan o la mayoría están medio vacíos... las casquerías eran uno de los puestos mas comunes y donde "casi" mas gente había.

Higaditos, riñoncitos, corazones, sesos... y demás variedad de vísceras cubrían los mostradores agotándose las existencias a mitad de la mañana por lo barato de su precio, por la gran variedad de opciones a la hora de cocinarlos (con tomate, encebollado, al vino ...) y sobre todo por lo que se valoraban por su alto grado nutritivo.


Hoy en día hemos aumentado el poder adquisitivo de las familias y nos hemos vuelto mas exquisitos a la hora de elegir nuestra dieta diaria, aparte de esto, enfermedades de animales y el alto contenido graso, aparte de otras cosas han hecho desaparecer la costumbre de comer al menos una vez a la semana estos platos como os los que os presento hoy:
Higaditos encebollados y mollejitas al ajillo, que con una buena cervecita fresca están de miedo y que mi padre cocina a menudo y hoy ha querido hacerlo para Lacajita a ver que os parece.

Para preparar los higaditos solo necesitamos salarlos...


... sofreírlos con un buen chorretón de aceite en una sartén con una cebolla en gajos y dejar templar (están mucho mas buenos), concretamente a mi madre le gustan de un día para otro y fríos de la nevera, eso va en gustos.



Y las mollejitas una vez cocidas y troceadas...


... las sofreímos igualmente con un chorrito de aceite con ajito y perejil picado, (éstas si que hay que tomarlas recién hechas y si queremos podemos regar con unas gotitas de limón).


¿Cual os gusta mas?



A mi las dos ;-)

Imprime esta receta
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Comentarios

  1. Amo la casquería.
    Me encantan las mollejas.
    Cuando dices mollejas cocidas, a que exactamente te refieres??

    Gracias , un abrazo
    Bartolo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me refiero a que antes de freírlas con el ajito hay que cocerlas para que estén tiernas ;-)
      Nieves

      Eliminar
  2. UMMMM LAS MOLLEJAS QUE RICAS¡¡¡¡¡¡

    ResponderEliminar
  3. Yo creo que me comería una ración de los dos!

    http://lacocinadelarana.blogspot.com.es/

    Besis

    ResponderEliminar
  4. Yo tengo mucho reparo a la hora de comer vísceras, pero curiosamente ayer preparé higaditos (o asaduras, no se bien) para mi novio y me atreví a comerlas. Estaba rico! Sabia a paté!!

    ResponderEliminar
  5. Que me recuerdan esta dos recetas a mi madre...me encantan sobre todo esas mollejitas...hace mucho tiempo que no las hacemos en casa...!!! Muy buena idea...
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Cuanta razon tienes en lo que dices en tu entrada que pena que esas tiendas de barrio que eran como nuestra casa cada dia sean mas escasas, esos higaditos, y esas mollejitas son una verdadera delicia, rico de verdad como todo lo de antes. Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Hace tiempo que no como mollejas y me encantan, me acabas de dar una idea, ¿ que tal las vacaciones?, besos
    Sofía
    milideasmilproyectos.blogspot.com

    ResponderEliminar
  8. Las mollejas las descubrí en enero, no las había probado hasta entonces. En mi casa es que nunca se compraron y no es algo que tuviera oportunidad de comer. Pero me encantaron y me dio lástima haberme perdido tanto tiempo de disfrute. Ahora toca recuperar el tiempo perdido !!!


    En cuanto a los higadillos, pues si, estos si los he comido y me gustan mucho aunque jamás los he cocinado. En casa ni los olerían. Una pena. Aprovecho cuando salgo para pedir este tipo de comida.

    Yo no le hago feos a nada :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Nos gusta saber tu opinión sobre lo que hacemos. Si haces la receta, tu experiencia. Si te parecen suficientemente claras o no las explicaciones. Sabemos que con las prisas de hoy en día no siempre podemos comentar, pero de tus comentarios también aprendemos.

¡No te cortes!