"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Mantecados manchegos de mi abuela


Como ya os he comentado en otras ocasiones, La cajita nace de la idea de traspasar de forma virtual, las cosas que tanto Nieves como yo guardamos en una caja real.  Cuando comentamos que cosas ibamos a guardar en La Cajita estas Navidades, yo le dije que tenía una receta de mantecados que me había dado una compañera de trabajo hace muchos años, y que iba a buscarla para meterla. Lo que no sabía en ese momento es que me iba a encontrar una hoja de cuaderno en la que había copiado la receta de los mantecados que mi abuela hacía por Navidad. Os podéis imaginar la alegría que me dio. 

Mi abuela Felipa, la pobre renegó de su nombre toda su vida, siempre se preguntó porqué siendo ella la primera hija después de 11 hermanos varones, había recibido el nombre más feo de todos sus hermanos, incluso de los cuatro que nacieron después que ella. Bueno, pues como decía, mi abuela preparaba estos mantecados con azúcar normal, pero como dice mi madre, es que en el pueblo no tenía nada para dejar el azúcar bien molido. Yo he preferido utilizar azúcar glas porque quedan mas bonitos. Estos mantecados tienen una textura hojaldrada y se deshacen en la boca. también los hacía con anís, pero yo ahí he preferido no tocar nada más de la receta que tenía escrita.


Necesitamos lo siguiente:





  • 200 gr. de manteca de cerdo ibérico
  • 400 gr. de harina
  • 1 vaso de vino blanco
  • azúcar glas







Mezclamos bien el vino con la manteca de cerdo. Tamizamos el harina y la vertemos sobre la mezcla anterior.


Amasamos ligeramente, sólo hasta que estén ligados los elementos. Hacemos una bola y la dejamos reposar durante 1 hora.


Cuando la  masa haya reposado, la extendemos sobre una superficie enharinada con un rodillo, dejando la masa con  un grosor de 1 cm. Vamos cortando formas con los cortadores que mas nos gusten y colocando los mantecados en la bandeja del horno.


La última bolita de masa no daba para ninguno de los cortadores, pero quise hacer un guiño a mi abuela que nunca tiraba nada y simplemente la aplasté y le dibujé su inicial.

Horneamos a 180º, los mantecados no se tienen que dorar, deben de quedar blanquitos, por lo que vigilaremos. No tardan mucho y como cada horno tiene sus tiempos es preferible estar pendiente de ellos, pero aproximadamente estarán listos en 15 minutos.



Cuando veamos que ya están, sacamos la bandeja, pero dejamos que los mantecados se enfríen en la propia bandeja, porque son muy delicados y en caliente se rompen con facilidad.


Una vez fríos los espolvoreamos con azúcar glas. Y ya sólo tenemos que poner en una bandeja y ver como van desapareciendo poco a poco.





¡Va por tí abuelita!



Bon Appétit Imprime esta receta