"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Pochas con rape


Hoy voy a meter en La Cajita, otra de esas recetas que forman parte de las habituales de casa, aunque en esta ocasión, tengo que decir que hacía bastante tiempo que no la hacía. Este plato es una forma de comer legumbres sin cargarnos de calorías y además está exquisito.

La primera vez que probé las pochas con rape, fue en un restaurante de Molina Seca en León, en el año 1984. Me gustaron tanto que pedí la receta, pero me dijeron que no me la podían facilitar, así que, según la degustación que hice entonces empecé a prepararla con los ingredientes que yo pensaba que tenía que llevar. En casa les gustó, así que, tal cual las hice la primera vez las he seguido haciendo.

Para prepararlas necesitamos lo siguiente:





1 bote de pochas blancas y verdes "Pedro Luis"
600 gr. de rape en rodajas
1 vaso grande de vino blanco
1 cebolla
250 cc de fumet de pescado
2 dientes de ajo
Aceite de oliva virgen
Perejil
Sal



Freímos las rodajas de rape (podemos enharinarlas ligeramente para que no se peguen) en una sartén con aceite y reservamos.


Picamos la cebolla y los dientes de ajo, y los rehogamos con un chorrito de aceite hasta que la cebolla empiece a transparentar. En ese momento añadimos el vino blanco y dejamos que se vaya evaporando con la cocción. cuando haya reducido, añadimos el fumet de pescado. Yo suelo hacerlo cuando tengo que cocer pescado o marisco y luego lo congelo, pero si no tenemos podemos usar un cúbito de caldo.


Añadimos el perejil y dejamos hacer 5' mas.


En una cacerola ponemos  el rape reservado y vertemos por encima todo el preparado anterior. Ahora escurrimos las pochas blancas y verdes "Pedro Luis" y las incorporamos también.


Dejamos otros 5' para que las pochas cojan todo el sabor y las servimos muy calientes.


Tengo decir que me ha sorprendido la calidad de estas pochas. Eran suaves y se deshacían en la boca como si fuesen mantequilla. Además no tenían los molestos pellejitos que a veces te estropean el plato. ¡Muy ricas!




Bon Appétit
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