"Un lugar donde guardar el aroma que sale de los pucheros, una buena receta, la tarjeta de aquel restaurante que nos gustó tanto, la etiqueta de una botella de vino…"

La cajita de Nieves y Elena

Helado de 3 quesos con cookies y gotas de chocolate


Ya los antiguos romanos consumían helados con asiduidad, mezclando nieve, frutas y miel. Dicen que el mismísimo Nerón se hacía traer la nieve de los Alpes para consumir tan refrescante alimento. También en la corte de Alejandro Magno se enterraban ánforas en la nieve, cuyo contenido eran frutas endulzadas con miel. Cuando estas se congelaban se sacaban y se servían así, heladas. Los árabes incorporaron las frutas en zumo, dándoles el nombre de "sharbets", que significa bebida y de donde ha derivado el nombre de sorbete.

En el año 1660, el italiano Procopio  inventó un artilugio que homogeneizaba las frutas con el azúcar y el hielo, obteniendo una verdadera crema helada, muy parecida a la que consumimos hoy en día. Procopio, montó en París un restaurante, Le Procope, del que ya os he hablado en este blog. En el siglo XVIII, ya había tratados de cocina que incluían la receta de los helados.



En mi familia siempre hemos sido grandes consumidores de helado, tanto en verano como en invierno. Cuando era pequeña, fuera de la temporada de verano, costaba encontrar helado, por lo menos en Madrid, pero mi padre acudía los domingos a una pastelería que había en la calle Bravo Murillo, en la que vendían “Camy 500” todo el año. Los “Camy 500” eran unos bloques de medio litro de helado muy cremoso de nata o vainilla y que en su interior guardaban otro sabor, fresa, chocolate y caramelo, no había más. El helado por supuesto, no venía cubierto con cajas de polispán ni nada por el estilo, tenías que ir de la pastelería corriendo a casa para guardarlo en el congelador de 2 estrellas y que llegase lo menos deshecho posible a los postres.

Cuando corrió la voz por la blogosfera de la oferta de la heladera, casi todos hemos invadido esta de riquísimas recetas de helado. Yo os voy a dejar esta que preparé con unos restos de queso que tenía en la nevera.

Ingredientes:

100 gr. de Crema de queso (Philadelphia), 100 gr. de Mascarpone, 1 quesito, 100 ml de nata, 2 yogures griegos, 150 gr. de almibar, 8 cookies y un puñadito de gotas de chocolate.
Elaboración:

Menos las cookies y las gotas de chocolate, hay que batir muy bien el resto de los ingredientes, y dejar reposar 4 horas en el frigorifíco.
Luego verter la mezcla en la heladera siguiendo las instrucciones del fabricante. Cuando vemos que ya empieza a quedar cremoso, incorporamos las cookies partidas en trocitos y las gotas de chocolate. Terminamos el punto del helado y servimos acompañado de unos barquillos o unas mini cookies. Yo lo usé también como acompañamiento de una tarta de queso.


Bon Appétit
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